Un estudio sugiere que esta bebida, además del licor, están asociados con un riesgo más alto de rosácea.
¿Una copa de Chardonnay podría afectar al estado de su piel?
Quizá sí, según la nueva investigación que encontró que las mujeres con ciertos patrones de consumo de alcohol tenían un riesgo más alto de desarrollar rosácea, una afección inflamatoria de la piel.
«Descubrimos que el vino blanco y el licor se asociaron de forma significativa con un riesgo más alto de rosácea», comentó el autor principal del estudio, Wen-Qing Li, profesor asistente de dermatología y epidemiología en la Universidad de Brown.
La rosácea provoca un enrojecimiento en la cara y en el cuello. En algunas formas, pueden aparecer brotes como el acné, y los vasos sanguíneos pueden hacerse visibles.
La genética puede jugar un papel en el desarrollo de la rosácea. En las personas con una rosácea parecida al acné, el sistema inmunitario podría estar reaccionando a una sola bacteria, según la Academia Americana de Dermatología (American Academy of Dermatology).
Aunque el vino tinto con frecuencia se señala como la bebida que puede desencadenar el enrojecimiento de la rosácea, Li dijo que esa información tiende a proceder de informes de pacientes que ya tienen el trastorno.
La nueva investigación se centró en el papel del alcohol en el desarrollo de la rosácea. El equipo de Li evaluó a casi 83,000 mujeres inscritas en el Estudio de la salud de las enfermeras II desde 1991 hasta 2005.
Los investigadores recopilaron información sobre la ingesta de alcohol cada 4 años durante un periodo de seguimiento de 14 años. A lo largo de ese tiempo, se produjeron casi 5,000 casos nuevos de rosácea.
«En el caso del vino blanco, en comparación con las mujeres que nunca bebían, [las que bebieron] entre 1 y 3 copas al mes tenían un riesgo un 14 por ciento más alto de rosácea. Por cada 5 o más copas de vino blanco a la semana, el riesgo aumentaba un 49 por ciento», dijo Li.
Con respecto al licor, 5 o más copas a la semana aumentaban el riesgo de desarrollar rosácea en un 28 por ciento, encontró el estudio.
Li no pudo afirmar si el vínculo se mantendría en los hombres, ya que el estudio solo contó con mujeres. Y apunta a que «solo es una asociación, no una relación de causalidad».
Li no está seguro de por qué el vino blanco y el licor parecen aumentar el riesgo de rosácea. Pero los investigadores especularon con que el vino blanco y el licor podrían debilitar al sistema inmunitario y contribuir a la dilatación de los vasos sanguíneos.
Por ahora, dijo Li, el mensaje es que los médicos y los consumidores sean conscientes del vínculo.
Los investigadores también sospechan que hay distintas razones biológicas por las que el vino blanco y el licor parecen aumentar el desarrollo de la rosácea y por las que el vino tinto parece exacerbar la afección. Pero todavía no saben cuáles son las diferencias, reconocieron los autores del estudio.
La Dra. Carolyn Goh, dermatóloga en el Centro Médico de la UCLA, afirmó que los hallazgos amplían el conocimiento sobre la rosácea.
«Es interesante que encontraran una diferencia entre distintos tipos de alcohol», dijo.
Una de las fortalezas de esta investigación es la gran cantidad de mujeres del estudio, dijo Goh.
Por el momento, dijo, se sabe que beber alcohol puede hacer que la rosácea se exacerbe en las personas ya diagnosticadas. «En el pasado, las personas pensaban que el vino tinto podría provocar un mayor enrojecimiento que el vino blanco», dijo.
Además del alcohol, otros desencadenantes habituales en los que ya tienen rosácea incluyen la luz del sol, la cafeína, los alimentos calientes y picantes, dijo Goh. Las personas con la afección reportan distintos desencadenantes, dijo, así que esa lista quizá no aplique a todos los pacientes.
Los tratamientos incluyen cremas y ungüentos tópicos, señaló Goh. El tratamiento con láser puede ayudar con los vasos sanguíneos que siguen visibles después de los periodos de enrojecimiento. Para los pacientes que tienen espinillas asociadas con la rosácea, los antibióticos orales pueden ser de ayuda, dijo.
El estudio apareció en línea el 20 de abril en la revista Journal of the American Academy of Dermatology.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
FUENTES: Wen-Qing Li, Ph.D., M.B.B.S., assistant professor, dermatology and epidemiology, Brown University, Providence, R.I.; Carolyn Goh, M.D., dermatologist, UCLA Medical Center, Santa Monica and Westwood, Los Angeles; April 20, 2017, Journal of the American Academy of Dermatology, online