Beneficios de hablar solos

Sorprenderte hablando contigo mismo es algo más o menos habitual y que alguien de tu entorno te comente que lo estás haciendo, también. ¿Pero es sano hablar solo? ¿Ayuda a desahogarse? ¿Mejora la memoria y la atención?

Los soliloquios son uno de los procesos más antiguos y utilizados por la persona cuyos beneficios son muy saludables siempre y cuando sepamos cómo hacerlo de la manera correcta. Así lo explica Garrido: “Cuando esas conversaciones con nosotros mismos son sanas, los beneficios se evidencian en la mejora de la capacidad de memorización, de atención, de toma de consciencia y puede convertirse en una herramienta de motivación, entre otros. Una de las recomendaciones que más utilizo cuando alguien acude a mi consulta es que se potencien lo que me gusta llamar como ‘citas con uno mismo’. Para esto, previamente, hay que aprender cómo hacerlas de la manera correcta. Sin embargo, cuando lo dominamos, los beneficios hablan por sí solos”.

Beneficios de hablar solo para tu mente estos son los principales beneficios:

Ayuda a planificar. Cuando planificamos alguna tarea, necesariamente estamos teniendo una conversación con nosotros mismos esperando que no se nos quede nada en el tintero. Un ejemplo de esto puede ser cuando planificamos hacer la compra (elegir los productos, ver a por qué voy primero, etc.) o prepararnos para un examen (organizar las asignaturas, planificar con cuál empiezo, etc.). Todo esto parte de una conversación constante con uno mismo y tiene grandes beneficios.

Estrategia para desahogarse. En ocasiones, verbalizar en alto hacia nosotros mismos nuestros pensamientos, emociones e inquietudes ayuda a esclarecer los acontecimientos, al desahogo emocional y, sobre todo, a “quitarnos un peso de encima”. Verbalizar es gestionar y hablar con uno mismo ayuda a externalizar aquello que necesitamos desahogar. Esta herramienta hay que dominarla, si no, no vas a poder disfrutar de todos los beneficios que conlleva hablar con uno mismo.

Mejora la memoria y la atención. Cuando una persona habla consigo misma, lo primero que se nos viene a la cabeza es que se siente sola o necesita la compañía de otro para compartir sus pensamientos y emociones. Sin embargo, la realidad no es esa. Hablar no necesariamente tiene que estar relacionado con que en esa ecuación haya otra persona que recibe la información. La finalidad no es la misma. Cuando la conversación se enfoca conmigo mismo, lo que estoy haciendo es activar ciertas zonas del cerebro que incentivan la memoria y la atención.

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